New Balance Fresh Foam Cruz

Las New Balance Fresh Foam Cruz son una especie de “híbrido” entre unas zapatillas de running y unas sneakers y, aunque son más bien lo segundo, no desmerecen en el caso de que haya que echar una carrerilla con ellas. No son para un uso intensivo como zapatillas de correr pero si sois de los que corréis un par de veces a la semana menos de 10K por sesión y el resto lo hacéis en caminatas, gimnasio de todo tipo, un poco de carrerilla en la cinta, etc. pueden ser una opción a tener en cuenta ya que os permiten tener todo eso y, además, una apariencia y diseño que se aleja un poco de la estética puramente deportiva.

De hecho, incluso si las vais a usar sólo como zapatillas de calle os pueden gustar porque son comodísimas, ligeras, agradables al tacto, … De hecho, eso es lo que más se ha primado en ellas. No os descubrimos nada si os decimos que la mediasuela es toda de Fresh Foam porque ya viene indicado en su nombre.

Juega con los hexágonos cóncavos y convexos para dar amortiguación o soporte según sea necesario y ofrece además una transición de la pisada muy homogénea que, gracias a sus 7 milímetros de drop y tanta base las hace muy confortables.

La suela de goma ofrece mucho contacto con el suelo, bastante pegajosa, no debería darte problemas de grip en ningún sitio. No es la más duradera del mercado pero en unas zapatillas no pensadas para un running intensivo eso no debe ser reprochable.

El upper tiene un diseño muy chulo pero no se queda en mera apariencia sino que es muy agradable al tacto, se ajusta como un calcetín y envuelve y sujeta bastante bien el empeine con lo que, a pesar de tener tan poca estructura, no nos va a ir bailando dentro de ellas. Ah, ojito al peso porque son muy ligeritas lo que las hace aún más deseables para calzárselas y no quitárselas ni para ir a dormir.